El ser humano desde sus inicios más primitivos ha intentado comprenderse a sí mismo y su entorno, gracias a esa curiosidad, capacidad de asombro y razonamiento, fue desarrollando fruto de los cambios evolutivos un cerebro cada vez más sofisticado, dando como resultado un pensamiento constante en busca de entendimiento.
Se tuvo que empezar obviamente por un pensamiento simple que daba respuestas simples a grandes cuestiones y que fueron aceptadas por muchos cientos de miles de años, en esos tiempos se gestaron infinidad de respuestas simples explicando todo lo que maravillaba al ser humano, su admiración y asombro estuvo en todo, desde la lluvia que cae desde la gran expansión o cielo, hasta el nacimiento de otro ser...entre todas esa inmensa cantidad de acontecimientos, uno que mantuvo cautivo a ese ser primitivo e incluso en nuestros días, es la vida misma.
Entorno a la cuestión del por qué de la vida, han girado infinidad de pensamientos dando ideas que explican el por qué de todo lo que esta vivo y hasta de lo que esta muerto, sabemos hoy que muchas de esas ideas arcaicas y absurdas fueron obra de una mente en ese momento limitada a pensamientos simples, de escasos conocimientos y herramientas que útiles para un buen desempeño del saber humano.
El saber humano en sus inicios estuvo basado en conceptos desarrollados por el azar o la casualidad de los acontecimientos, estos eran interpretados y memorizados, con el apogeo y desarrollo de las ciencias todo cambio, éstas basadas en la mayor y más solicitada herramienta a la hora de buscar razón y explicación a muchas cosas, fue el método científico que cambio la manera de ver el mundo, a partir de este todo se intento someter bajo el criterio de la observación, inducción e hipótesis, pasos fundamentales en momento de poner en función tal herramienta.
Hoy sabemos lo que sabemos y tenemos lo que tenemos con relación al conocimiento, pero el establecimiento de las ciencias y sus herramientas han luchado (y continúan luchando) con el arraigo de ese pensamiento arcaico y absurdo presente en todos los pueblos del mundo, presente aun en estos días, heredados de tradiciones de antaño, aprendidas y caracterizadas de generación a generación, aun se nos hace difícil sacudirnos el polvo acomodado en nuestros cerebros.
Las ciencias viven en una constante renovación y dispuestas a mejorarse, a cambiar y admitir cuando han dado un paso errado, no se definen como absolutas, poseedoras de la verdad incuestionable, más en ellas encontramos respuestas basadas en evidencias que se han colocado bajo la lupa del escepticismo, que no se conforma con simples sensaciones internas, sueños o experiencias personales no comprobables por otros de manera controlada.
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